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La maternidad, un camino hermoso y cansado

Desde que nos embarazamos o incluso antes de iniciar el camino de la maternidad, ha sido todo romantizado.


Sin embargo, a lo largo de este camino nos encontramos con un mundo lleno de esfuerzos, miedos y presiones sociales con las que tenemos que lidiar día con día durante el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos.


Al parir entramos desde el día uno a una responsabilidad que dura día y noche, donde nos encontramos con sentimientos tan lindos y tan complejos de llevar. La mayoría de las veces las mujeres debemos postergar nuestros talentos, nuestras pasiones, nuestros objetivos y nuestro trabajo incluso muchas veces nos dejamos de lado a nosotras mismas.


Con nuestros hijos nacen también sentimientos nuevos como el miedo a fracasar como madres, o una necesidad de sobreprotección enorme para no regarla y es normal, no queremos que nuestros hijos sufran o la necesidad de no generar traumas a lo largo de los años, situaciones que vivimos en nuestra maternidad y que debemos constantemente trabajarlo para no caer en la terrible sensación de culpa.


Somos una generación rompiendo patrones con los que ya nos dimos cuenta que no son sostenibles para nuestra maternidad, por lo que es a veces aún más difícil ya que además de esforzarnos por sostener la maternidad diario, estamos en un proceso de romper con la forma de educación de nuestros padres y antepasados.


Lamentablemente no hay pócimas mágicas para hacer de la maternidad un cuento de hadas donde todo es perfecto, hoy hay mucha información en internet y redes sociales donde nos están constantemente enseñando tips para mejorar nuestra maternidad y a la vez información y personas en redes sociales donde fingen tener maternidades he hijos perfectos los cual produce una gran presión social a nivel psicológico muy pesado y aumenta sin duda la inconformidad de algunas mujeres en la maternidad.


La maternidad duele y también se sufre, a la vez la maternidad se goza y las que somos madres logramos niveles altos de amor y cariño, también nuestros hijos nos vienen a enseñar tantas cosas y personalmente vivo momentos de carcajada con mi hijo y lo disfruto mucho.


Increíble es como la maternidad nos lleva también a encontrarnos con nuestras pocas o grandes capacidades para manejar distintas situaciones, sin duda es un camino hermoso y cansado.


Las mujeres debemos apoyarnos en este camino, nada nos da derecho a opinar de la maternidad de la vecina, ni de la hermana, ni de la amiga. Nuestra labor en este proceso es el apoyo, es la corrección o el consejo desde el amor, sin prejuicios siempre y cuando sea pedido. Vivimos en una sociedad tan dañada que es importante entregarnos apoyo, cambiar ese patrón de enjuiciar a los demás, de opinar sin saber que sucede del otro lado de la puerta de los demás. Es clave enfocarnos en nuestro camino y en nuestros hijos, no enfocarnos en donde podemos descargar nuestras frustraciones, y disgusto, eso no sirve de nada más que contaminar más nuestra propia maternidad y a nuestros propios hijos.


Todo lo que nuestros hijos ven, es con las herramientas que se desenvolverán el día de mañana. Por esto es clave no demostrarles a nuestros hijos el constante prejuicio hacia los demás, ni mucho menos opinar de la vida de los demás porque lo único que logramos con estas actitudes es crear futuros seres humanos prejuiciosos, herramientas y formas negativas con las que esas pequeñas vividas se convertirán a largo plazo en unas adultas vidas contaminadas, nada bueno.


Para lograr una maternidad más amena y más tranquila es importante enfocarnos en nuestra vida, en cómo mejorar ciertos aspectos, cerrar redes sociales o dejar de consumir contenido que solo te afecta, aléjate de quienes opinan de tu maternidad, hay muchos libros que nos pueden ayudar a desarrollarnos mejor no solo en nuestra labor como madres si no en nuestra vida personal, la meditación es el mejor ejercicio para el corazón y la mente, de la meditación solo se logran situaciones positivas, no escuches quien contamina tu espacio, no escuches consejos que no son constructivos, vive tu maternidad con conciencia y dentro de lo posible trabaja todos los sentimientos que te producen ansiedad, miedos o inseguridades. Es clave detenerse a escucharnos, escuchar nuestro corazón y nuestro cuerpo.

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